Hoy quiero compartir con vosotros algunos de los beneficios que la práctica del yoga puede traer a tu vida y con los que no cuentas cuando empiezas tu práctica.
Ya desde la primera vez que te colocas encima de una esterilla te das cuenta del beneficio físico y mental inmediato que produce en ti la práctica ; respiras mejor, sientes tus músculos estirados, tu columna oxigenada y una sensación de bienestar y de calma reconfortantes. Sin embargo, la práctica continua puede proporcionarte mucho más que flexibilidad y desconexión, porque el yoga es un camino de transformación personal muy grande.
Es cierto que para integrarlo en tu rutina y practicar más allá de una vez a la semana, normalmente tienes que estar buscando algo para lo que no encuentras respuesta de otras maneras. Ese "algo" puede estar relacionado con tu salud física, mental o quizás te hayas hecho la gran pregunta de si hay "algo más" en la vida además de lo que ya tienes, de lo que ya conoces...cuando ocurre algo de esto tienes la suficiente motivación como para dedicar más tiempo a la práctica.
Independientemente de si le dedicas mucho o poco tiempo , ocurre que un buen día en lugar de "desconectar" en esa práctica consigues lo contrario; "conectar", conectar con ese cuerpo que permanece ahí tumbado en la esterilla, esa composición de huesos, músculos, articulaciones, nervios... que no son otra cosa sino que tu propia casa, tu templo, dónde habitas. Si esto ya te ha ocurrido, probablemente ya no haya vuelta atrás y más tarde o más temprano comenzarás a experimentar los beneficios que a continuación te expongo.
Algunos de ellos son:
Mayor cuidado de tu cuerpo
Antes de practicar yoga apenas percibía las necesidades físicas de mi cuerpo: cansancio, dolores...y cuando las percibía, las apartaba de mi mente porque "no me venían bien" en ese momento si estaba trabajando o tenía entreno ese día. Las "tapaba" tomando estimulantes por ejemplo un extra de azúcar o de alimentos procesados. En ningún momento me planteaba parar, salir a tomar el aire o descansar unos minutos , ni una tregua le daba a mi cuerpo físico, es más lo tenía sometido día a día, mes tras mes a un estrés altísimo. Como siempre he practicado deporte me convencía a mi misma que tenía un estilo de vida saludable y no me planteaba si estaba tratando bien a mi cuerpo.
¿Qué ocurre cuando practicas yoga? que generas un encuentro de tú a tú con él dónde es difícil esconder lo evidente. Un encuentro donde puedes hablar con tu cuerpo, escucharle; en definitiva comunicarte y no salir huyendo. Te das cuenta de cierto dolor, molestia en alguna parte de la que no eras consciente .
Esta conexión con el cuerpo hace que tu sensibilidad se incremente y aprendas a escucharlo no sólo en la esterilla sino fuera de ella y también aprendas a darle lo que necesita, tu implicación con él se incrementa y te responsabilizas más de su cuidado. Le vas concediendo más espacios para el descanso, le vas otorgando más de lo que te está demandando, tu estilo de vida va cambiando.
Mejora en tu alimentación
Al desarrollar esa sensibilidad con tu cuerpo puedes observar los efectos que tiene en él lo que comes. Cuando practicas yoga percibes cómo es tu práctica cuando has comido ligero, equilibrado y saludable; tu energía fluye, sientes que tu aparato digestivo está cuidado, sin embargo, cuando has comido en exceso o algún que otro procesado, tu práctica ya no es igual, la energía no fluye, estás desconectado de ti, tu mente está en otro lugar, respiras entre cortado.
Así poco a poco vas tomando consciencia y rechazando el alimento que te aleja de esa sensación de bienestar , incluso personas como yo, que no hemos sabido gestionar bien nuestras emociones y hemos utilizado la comida para huir de esa gestión nos planteamos liberarnos de esa esclavitud.
Mejor relación con los demás
Los estados meditativos que alcanzamos con la práctica de posturas de yoga y en las propias meditaciones desarrollan la bondad, compasión y generosidad (hay estudios científicos que lo corroboran*). De esta manera vas desarrollando una actitud más bondadosa hacia los demás.
La relación que tenía con mis padres era distante y con exigencias de cambio por mi parte hacia ellos, ahora mi mirada se produce desde la generosidad y el entendimiento y he podido construir una relación más bonita y cercana.
Mayor respeto hacia ti mismo
En los momentos de esterilla descubres lo poco que te respetas en general, físicamente llevas a tu cuerpo más allá del límite de sus posibilidades; prefieres hacerte daño que hacer la postura "menos bonita" o "peor" que los demás (en yoga no existe "peor que los demás"). También te das cuenta de cómo te hablas; ese diálogo saboteador y exigente hacia ti mismo, ni una palabra bonita hay para ti en tus prácticas iniciales.
Poco a poco aprendes a respetarte en la esterilla y sin darte apenas cuenta también fuera de ella, pones y respetas tus límites para no hacerte y que te hagan daño, para cuidarte...
Si estoy entrenando y "hay que" apretar más, no hay nada qué demostrar, yo sé cuando mi cuerpo necesita parar.
Si alguien de mi entorno más cercano me dice que soy un desastre ya no me afecta porque ya no creo que lo sea, ya no me hablo sin respeto a mi misma.
Si tengo una relación tóxica soy yo quién decide alejarse de ella...
Menor sufrimiento y ansiedad
La práctica te entrena a estar presente, en ese preciso momento, en ese preciso lugar. Cuando estás aprendiendo yoga ni siquiera eres consciente de que tu mente viaja al pasado y al futuro continuamente, pronto tu práctica se convierte en un "pillar" continuamente a tu mente en otro lugar y traerla a la esterilla. Si perseveras, cada vez eres más consciente y la "pillas" más veces hasta que poco a poco la adiestras para que esté contigo y entonces se produce la magia; tu entrenamiento se manifiesta también en tu día a día y tu sufrimiento es menor porque dejas de culparte o arrepentirte por lo que ya pasó y disminuye tu ansiedad por la incertidumbre de lo que vendrá...cada vez estás más en ese mismo instante, en ese mismo lugar en el que no hay nada, no hay sufrimiento.
En definitiva, la sensibilidad y los aspectos que entrenas en la esterilla la hora y media que estás encima de ella se un día, dos a la semana o a diario poco a poco se extienden a todos los ámbitos y rincones de tu vida y sin apenas darte cuenta tu nivel de consciencia se incrementa; ya no entiendes el concepto "saludable" de la misma manera, ya no te conformas con "lo de antes", estás conectado cuerpo y mente, quieres cuidarte más, el equilibrio va llegando a tu vida y tras ese "darse cuenta" inicias la transformación del cuidado y el respeto hacia ti mismo y hacia los demás.
Los principales beneficios físicos y mentales son accesibles a todos los que practican pero sólo a los que perseveran en su práctica y le dedican tiempo les aguardan los grandes tesoros. Practica, practica, practica e irás descubriéndolos por ti mismo.
*"Los beneficios de la meditación". Daniel Goleman y Richard J.Davidson.Ed Kairos
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