Hoy quiero compartir con vosotr@s lo que ha supuesto para mí la maternidad y su relación con mi desarrollo profesional.
El motivo por el que decidí ser madre fue puramente egoísta; quería vivir esa experiencia…Siempre he sido una persona en búsqueda de experiencias nuevas y muy interesada por el crecimiento personal aunque a veces he transitado caminos que no me han llevado a ninguna parte (Iré compartiendo con vosotr@s en futuros post) 😊
Consideraba que ser madre sería una de las experiencias más intensas a la que una mujer puede optar…
Ya desde el mismísimo comienzo de la búsqueda del bebé, el camino fue desconcertante, alejado de todo romanticismo, paz y tranquilidad…
La crianza de los primeros años fue para mí más desconcertante todavía al no ser capaz de disfrutar de la nueva situación y de la pequeña como yo había imaginado…
Quería seguir el camino de lo que por aquel entonces consideraba éxito profesional (función con responsabilidad, bien considerada en mi entorno y valorada por mis superiores) y a la vez transitar el nuevo, el que yo consideraba de éxito como madre (implicada en la educación de mi hija, pasar tiempo de calidad con ella y estar presente).
No conseguí transitar ambos caminos al mismo tiempo, me rompí y cayó el profesional…
Aparentemente no fue decisión mía perder ese éxito del que os hablo, fue una consecuencia de mi falta de toma de decisiones a tiempo, de priorización, de organización ante la nueva situación que suponía mi maternidad …
Sin embargo, el cansancio, estrés, ansiedad, dolores musculares, impotencia y comenzar a preguntarme si esa vida era la que quería para mí y mi hija quizás fueron las razones reales de mi pérdida…
Creo que nunca sabré si toqué techo profesional o yo misma provoqué el cambio… A día de hoy tiendo a pensar que decido poco de lo que me ocurre; mi vida ya está programada para mí y lo único que puedo decidir es la actitud con que la vivo…
Lógicamente, tras la caída de mi trayectoria profesional, el tiempo para estar con mi hija incrementó, descubriéndola a ella y a mí misma como persona. Aunque tampoco está siendo romántico ya que han aflorado todas mis inseguridades, miedos y defectos, sí está resultando ser esa gran experiencia que como os decía al comienzo intuí que sería, una experiencia de amor, autoconocimiento y crecimiento personal muy grande…
Todavía estoy recuperándome de la caída, que fue traumática para mí ya que durante toda mi vida y desde muy pequeña me había identificado con una imagen determinada de mujer “profesional”.
El proceso de “des identificación” y construcción en mi mente de una imagen nueva ,que me guste, que valore y que además pueda alcanzar con los recursos de los que dispongo hoy, es muy complejo…
De ahí que haya aflorado la necesidad de desarrollarme profesionalmente de otra manera, más compatible con el desarrollo como madre que buscaba en los primeros años de maternidad, un desarrollo centrado en lo que me da energía, dejando al margen lo que creo que esperan los demás de mí e incluso lo que esperaba yo de mí misma. Estoy creando un nuevo concepto de “éxito profesional” para mí, centrándome más en el Ser que el Tener; porque además de que no es fácil alcanzar el nivel adquisitivo que me proporcionó el anterior camino, tampoco creo que sea el más saludable para mí y mi hija…
No, no está siendo fácil compatibilizar mi desarrollo profesional con el de madre, sin embargo el Yoga me ayuda en este sentido; mejorando mi capacidad de adaptación a la nueva situación y de cambio de perspectiva sobre todo de lo que significa éxito profesional y éxito en general. Puedo elegir el mejor curso de acción teniendo en cuenta mis circunstancias y aprendo a vivir con las consecuencias y los desafíos que me supone ser madre. Mi mente se vuelve más tranquila y gestiono de manera más positiva la incertidumbre y la vulnerabilidad que ha supuesto para mí ser madre. Aprendo que están bien los días buenos y también los malos.
La foto es de Mayo 2020 Playa de la Almadraba (Alicante).El día que salimos del confinamiento.
Commenti